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Sintoísmo

  En japonés, sintoísmo (o shintoísmo) significa "camino de los dioses". Los orígenes del sintoísmo se remontan sobre la Edad Antigua, cuando todavía era un culto a los fenómenos naturales, paisajes y astros (las tormentas, las montañas, el sol, la luna o los ríos), que los creyentes identificaban como un kami (término nipón para referirse a espíritus divinos fundamentales de esta religión).

 

   El sintoísmo popular, con la influencia extranjera y, a la vez, con el nacionalismo japonés, se convirtió en la religión del Estado y, pese a esta condición, tras la segunda guerra mundial ha mantenido su estatus en la mayoría de japoneses que, aunque no crean en los kami, siguen dedicándoles ofrendas.

 

Fuente: www.historia-religiones.com.ar/

Deidades principales

Deidades principales

Izanagi e Izanami

 

  Los primeros dioses invocaron a dos seres divinos a existir, el varón Izanagi y la mujer Izanami, y éstos crearon la primera tierra. Para realizar esto, Izanagi e Izanami tenían una lanza decorada con joyas, llamada Ame-no-nuboko (lanza celestial). Con ella, crearon sobre el mar una isla y residieron en un palacio construido por ellos en la misma.

  En el momento de su matrimonio, Izanami dio las gracias en primer lugar; pero Izanagi no sabía si esto era correcto. Después tuvieron dos hijos, Hiruko y Awashima, pero nacieron deformes y no fueron considerados dioses (similar al mito del dios griego Hefesto).

   Con tal desprecio, pusieron a los niños en un bote en dirección al mar e hicieron una petición a los otros dioses acerca de qué hicieron mal, por lo que ellos contestaron que la deidad masculina es la que debe dar las gracias en primer lugar durante el matrimonio. Así, Izanagi e Izanami nuevamente hicieron el rito de matrimonio, pero esta vez Izanagi hablaría primero y se consumaría de manera correcta.​

  Según el mito, de su unión nacieron las ōyashima, las "ocho grandes islas" de Japón: Awaji, Iyo (actual Shikoku), Ogi, Tsukusi (actual Kyushu), Iki, Tsusima, Sado, Yamato (actual Honshu). Además, engendraron seis islas adicionales y muchos dioses. Izanami, murió cuando engendró a Kagutsuchi (encarnación del fuego) y fue enterrada en el Monte Hiba, en la frontera de las antiguas provincias de Izumo y Hoki. Fue tal la furia que tuvo Izanagi con la muerte de su esposa, que mató al recién nacido y de éste se crearon docenas de deidades.

   Izanagi, decidió por la dura pérdida hacer un viaje al Yomi (la tierra oscura de la muerte). Rápidamente, encontró a Izanami y le pidió que regresara con él, pero ella le dijo que era demasiado tarde, ya que había comido el alimento del inframundo y que ahora estaría en la tierra de los muertos, sin embargo trataría de convencer a los dirigentes del Yomi para que la dejaran irse y pidió a Izanagi que no entrase durante ese momento.​

  A todo esto, Izanagi esperó y esperó, pero al final se impacientó, así que encendió una mecha y se adentró en el Yomi para buscar a su esposa, quebrando de este modo una de las reglas de la tierra de los muertos. Izanagi buscó a su esposa y, cuando la encontró, se horrorizó al ver su cadáver putrefacto, lo que provocó la ira de Izanami la cual mandó a los ejércitos del inframundo tras su marido. Éste, consiguió escapar, y al momento de salir del Yomi, cerró la entrada con una piedra y rompió el matrimonio con Izanami, debido a esto, ella amenazó con matar a mil humanos, a lo que él respondió que de hacerlo, haría nacer a mil quinientos.

 

Fuente: wikipedia

Susanoo, Amaterasu y Tsukuyomi

  Luego de escapar del Yomi (inframundo japonés) y ver a su esposa corrompida por la oscuridad del fin de la vida, Izanagi decidió ingresar en un manantial de aguas termales para distenderse y meditar sobre lo ocurrido (en ese pleito, tiene lugar el origen de la muerte humana en la mitología nipona, ya que Izanami le promete matar a 1000 humanos cada tanto).

 

 Cuando salió de las aguas, se secó, y en el acto, engendró a tres dioses, primero a Amaterasu, que salió cuando secaba su ojo izquierdo, luego Tsukuyomi del derecho y, por último, a Susanoo, de su nariz. Momento seguido, Izanagi tomó una decisión, repartir los dominios de la tierra entre sus recientes hijos. Amaterasu recibió el dominio del cielo y el sol, Tsukuyomi el de la luna y la noche, y Susanoo el de los océanos.

 

  Amargado, porque le parecía poco poder, Susanoo reprochó y retó a Amaterasu a crear cuantos dioses fuera posible, para demostrar quién era superior al otro. En el acto, la diosa tomó una espada, posesión de su hermano, y creó dioses partiéndola en tres partes, y Susanoo, tomó un collar de ella y creó la misma cantidad, por lo que quedó inconforme por el empate y discutió por saber cuál de ellos tomaría la custodia de todas las nuevas deidades creadas.

   

   No hubo un acuerdo, y el dios se llenó de cólera, por lo que comenzó a realizar ataques contra Amaterasu, y contra la humanidad, lanzando plagas, agriando el agua, destruyendo campos, ensuciando templos de su hermana y, por último, matando a una criatura a la cual la diosa le tenía gran afecto, el caballo celestial, cuya cabeza fue lanzada a un templo de Amaterasu.

 

Indignada por este cólera, se encerró en una cueva y se llevó junto a ella el brillo del sol, por lo que el mundo se sumergió en una inmensa tiniebla, lo que produjo la salida de ilimitada de malos espíritus. Por otro lado, los Kami, espíritus sagrados de la naturaleza, danzaron e hicieron ruidos desde afuera para despertar la curiosidad de la diosa, la cual salió de la caverna y se sorprendió al ver su brillante reflejo de sol en un espejo que los kami tenían, y en ese instante, cerraron con la roca, tras de ella, la cueva mientras se distrajo con su propia luz.

 

  Desesperados, le pidieron a Amaterasu que le devolviera el alba al mundo y regresara los malos espíritus al abismo al que pertenecían. A partir de ese momento, Susanoo fue considerado también un regente de la oscuridad y el cólera, además del océano.

En cuanto a Tsukuyomi...

    En algunos mitos, se dice que mató a Ukemochi (en otras, Inari), la diosa shinto de la comida. Sus actos trajeron arroz y otras comidas importantes a la Tierra. Según estos mitos, Tsukuyomi le pidió comida a la diosa. Ella respondió sacándosela del ano, boca y nariz, entonces el dios se ofendió y la mató. Del cuerpo de la deidad sin vida, surgieron arroz y otras plantas, las cuales éste ofreció a la humanidad.

 

 Amaterasu se enfureció por la violencia de su hermano y prometió no volver a verlo. Por eso el Sol y la Luna se alzan en distintos momentos, en base a esta analogía mitológica. En otras versiones de la historia, es Susanoo quien mató a Ukemochi.

Fuente: Wiki mitología Tsukuyomi

Los Shinigami, dioses de la muerte en el sintoísmo

  En la religión shinto, los Shinigamis son considerados dioses de la más baja casta, ya que se lo considera como una deidad nefasta para la vida, aunque en algunas regiones de Japón, como en Miyajima, prefectura de Kumamoto, le tienen respeto y creen que, si no beben té o consumen un plato de arroz antes de dormir, en una noche en la que hayan atendido a alguien o vayan a salir, uno de estos dioses lo visitaría, sabiendo lo que eso significa.

 

  Se le atribuían más los suicidios que otras formas que tiene una persona de partir al otro mundo, pero en general, eran símbolos de toda causa que ocasionara el fin de la vida. Consideran, además, que cuando un ser humano muere, debe haber un Shinigami en el lugar para transportar su alma, o si no, la misma quedaría atrapada en la tierra.

 

  Otros mitos, mencionan su habilidad para poseer a los humanos, causando de esta manera el suicidio, y también, la de poseer el cuerpo sin vida, generando así un zombi. El primer Shinigami, según el sintoísmo, fue Izanami, ya que comenzó matando a los humanos que le prometió a su esposo Izanagi cuando lo amenazó por desobedecerla y verla putrefacta.

Los Kami y el Tori

  En el sintoísmo, los Kami son dioses o espíritus superiores que rigen la naturaleza. Los cultos a estas divinidades se le rinden, por citar un ejemplo, dejando figuras de origami en los Tori, puentes sagrados, en respeto a los árboles que se cortaron para generar papel.

 

  En cuanto al Tori, es como una entrada, una especie de santuario al cual se lo conoce como una unión entre el mundo finito (material), e infinito (espiritual), convirtiéndose en una figura crucial de esta religión, ya que se encuentra en varios lugares de Japón.

Los Yokai, criaturas muy peculiares

   Estos seres, son clásicos en el folclore nipón, ya que poseen características humanas, y de animal, o solamente de este último. Entre ellos, se encuentran los Inugami, los Oni, y los Kitsune, entre los más famosos.

Inugami

  Los Inugami, son espíritus de perros que fueron reforzados por magia kojyutusu tras un ritual algo cruel, en el cual, se entierra un perro desde el cuello para abajo y se lo deja morir de hambre, aunque, algunos Inugami-mochi (practicantes de esta hechicería), se apiadan y le dejan un recipiente con agua al alcance para que al menos no sufra sed.

 

 Al morir, se le corta la cabeza y se guarda la piel del cuello como amuleto, ya que el Inugami protege a su dueño y le da buena suerte. Existe un mito, en el cual, una anciana pidió venganza a su perro antes de matarlo y hacerlo Inugami, pero le cortó la cabeza mientras vivía. La venganza se consumó, pero en castigo por la atrocidad de serrarle el cuello, terminó embrujando a su dueña.

 

  Existe, además, la creencia de que el dueño puede terminar poseído por el Inugami, dándole más fuerza a su cuerpo, y a su salud, pero con el costo de actuar como perro. Este tipo de magia es repudiado en Japón y, antes de un casamiento, se investiga el árbol genealógico del cónyuge con tal de evitar que tenga ancestros Inugami-mochi, evitando la unión de ser que posea a alguno.

Oni

  Los Oni son ogros que viven en las montañas, caracterizados por tener la piel roja, azul, negra o café. Tienen además cuernos en la cabeza y colmillos en la boca. Visten con taparrabos de piel de tigre y cargan con un kanabo (arma similar a una macana) o una espada gigante. Normalmente se los asocia con la maldad y se dice que habitan el noreste del archipiélago japonés.

Kitsune

Fuente: conoce-japon.com/

  Según los mitos, los Kitsune, son zorros mágicos que pueden cambiar de forma por determinadas cuestiones, ya sea para jugar bromas, o para proteger, ya que esta es su función. Existen representaciones y santuarios en honor a ellos, ya que se los considera deidades poderosas y muy benéficas, son considerados también como Kami protectores del bosque. Se estima que son muy inteligentes, sabios, e iluminados, y, mientras más colas tenga, mayor es su poder, siendo el Kitsune de nueve colas el que mayor jerarquía espiritual y sabiduría posee.

Antiguo mito y etimología

 Ono, un habitante de Mino, pasaba las estaciones buscando su ideal de belleza femenina. Una tarde la conoció en un vasto páramo y se casó con ella. Simultáneamente con el nacimiento de su hijo, Ono adquirió un cachorro de perro y a medida que crecía se volvía más y más hostil con la mujer del páramo. Ella suplicó a su esposo a que lo matara, pero él se negó.

 

   Un día el perro la atacó con tanta furia que ella perdió el coraje, se convirtió en un zorro, saltó el cerco y huyó. Cuando regresó, él le dijo: "Tu puedes ser un zorro, pero eres la madre de mi hijo y yo te amo. Regresa cuando puedas, tú siempre serás bienvenida". Así, cada tarde ella se escabulliría a la casa y dormía en sus brazos.

 

  Como el zorro regresaba con su esposo cada noche como una mujer, pero lo abandonaba en la mañana como un zorro, es llamado Kitsune. En japonés clásico, kitsu-ne significa "venir y dormir" y ki-tsune significa "venir siempre".

  Fuente: Wikipedia

Shinigamis
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