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ARIADNA, DIOSA DE LA LUNA

  Ariadna era la diosa de la luna (o la representación de ella) y de los difuntos, ya que trasportaba las almas desde este mundo, hasta el de los muertos, según lo que creían los druidas, que la imaginaban como una hermosa dama de blanco sobre la proa de una barca y envuelta en un círculo de luz que iluminaba todo a su paso.

 

  Era una barquera que llegaba siempre un poco antes del amanecer para trasladar las almas de los muertos de una orilla a otra. Los celtas, no temían a ese tránsito, porque junto a ella nada era de temer, ni la angustia, ni el miedo, porque cosas como éstas, no podían caber en la compañía de aquella diosa celestial.

 Cuenta el mito, que Ariadna, fue la que ayudó al rey Arturo a recuperar su honor, y su espada para salvar su vida, ya que Arturo, había sido herido de muerte y agonizaba tendido muy cerca del agua.

  Ella, se acercó a él, pero cuando se inclinó para llevarlo, él levantó la mirada y ella vio en sus ojos todo lo que quedaba por hacer y todas las traiciones que le habían llevado a esa derrota. La diosa, se arrodilló, y con sus manos fue cerrando una a una todas las heridas.

 Cuando el rey tuvo fuerzas para acompañarla, ella lo condujo en su bote al centro del lago, allí conjuró a las ondinas, ninfas acuáticas que rescataron desde el fondo del agua la espada de Arturo y la llevaron a la superficie, donde la mano del rey la empuñó. Desde ese entonces, Arturo la convocó en cada batalla para salir victorioso.

 Los celtas, pensaban que Ariadna podía navegar los mares y lagos, cruzar los cielos, pasear los bosques y esconderse por algunos días de la vista de los que la buscaban. En referencia a ésta, se le atribuían las fases lunares a sus estados de ánimo, siendo la luna nueva, por ejemplo, la que representaba su malestar.

  Otra versión cuenta que Arturo, al perder su espada cuando cayó al agua, pasó toda la noche buscándola, por lo que la luna, ayudó con sus rayos de luz a alumbrar el fondo del lago, y así el metal de la hoja de la espada, se destacó debajo de aquel lago. Así, se puede entender la influencia de Ariadna (la luna) en este mito, explicado de forma analógica.

  Los druidas, sacerdotes de los dioses, recomendaban convocar a Ariadna cada vez que uno sufría una injusticia, y hoy en día, gente creyente de las naciones celtas de la actualidad, mencionan que basta con prender una vela blanca, o plateada, y pronunciar su nombre, seguido de las descripción del acto injusto que lo aflige a uno para que ella cure las heridas como a Arturo y también haga pagar a los culpables.

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