top of page

     Loco, agresivo, impulsivo, pero noble, de buen corazón, sus acciones a menudo son desinteresadas, todas estas actitudes, se le atribuyen a Aries, el carnero dorado. Todas estas características le pertenecen al animal, pero los delirios de poder que suelen tener, son propios de la representación a Ares, dios de la guerra, pero a continuación, la relación de ambos términos y la historia de este signo del zodiaco.   

    Atamante, rey de Orcómeno, se casó con Néfele y tuvo a dos hijos, Frixo y Hele, pero luego la abandonó por otra mujer, Ino. Ésta era despreciable y cruel con sus hijastros, quería que ella y sus hijos fueran los únicos herederos del rey Atamante, así que ideó un macabro plan para sacárselos de encima.

    Persuadió a las mujeres del país para que tostaran los granos de trigo destinados a la siembra, y cuando los hombres sembraron el grano, jamás brotó el trigo. Amenazado su reino por el hambre, Atamante envió emisarios para que consultaran al oráculo de Apolo en Delfos.

     Cuando los emisarios regresaron, Ino los interceptó y los sobornó para que le dijeran al rey que los dioses exigían los sacrificios de Frixo y Hele para hacer crecer el trigo. El pueblo exigió entonces que se realizara la ofrenda, y Atamante, se vio obligado a sacrificar a sus hijos.

    Los hermanos estaban a punto de morir, pero su madre, Néfele, les envió un carnero con vellón de oro que le había regalado Hermes. Rápidamente, los jóvenes subieron sobre el carnero, que se elevó hacia el cielo y así lograron escapar.

    Ambos volaron hacia oriente, pero en cierto momento, Hele miró hacia abajo para ver el mar, y al encontrase a gran altura, se mareó y cayó al agua en una región llamada desde entonces Mar de Hele, o Helesponto.

    Frixo, llegó sano y salvo a Cólquide, y pidió asilo en la corte del rey Eetes, entonces éste lo acogió hospitalariamente y le dio la mano de su hija Calcíope. Frixo, sacrificó al carnero dorado a Zeus como ofrenda y entregó su piel en agradecimiento a Eetes.

     El rey tomó la piel dorada y la guardó en una cueva consagrada a Ares y colocó a un dragón para vigilarlo. Con esto, se puede hacer la relación entre el carnero y Ares, quienes identifican al signo Aries, la piel, (el vellocino de oro), que estaba bajo la protección de Ares.

SÍGUEME!

  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • c-youtube
bottom of page