
HERA
Era la hermana y la tercera esposa de Zeus, por lo tanto, la reina del Olimpo, se la describía como a una diosa muy elegante y hermosa, de muy buena figura, pero con un carácter difícil de llevar, además, muy celosa y vengativa. Conocida por los romanos como Juno. Cuentan que fue tragada por su padre, Cronos, pero se desmiente más tarde ya que el oráculo decía que al titán lo destronaría un hijo varón, por lo tanto, sólo se tragó a Hades y a Poseidón, a quienes luego liberaría Zeus, el varón del que hablaba la profecía.
SU IRA SOBRE HÉRCULES

Ésta les tenía principal odio a las amantes de su esposo, sobre todo, a los hijos que él tenía con ellas. Hércules, también conocido como Heracles, que significaba gloria de Hera, era el hijo de Zeus con Alcmena y fue el objetivo principal de la ira de la diosa.

Cuando el héroe era tan sólo un bebé, Hera le puso dos víboras en la cuna, pero este las tomó con sus propias manos, utilizando la fuerza divina que había heredado de su padre, y las ahorcó. Hera, totalmente furiosa, aguantó el trago amargo que la venganza fallida contra el hijo de su esposo le había ocasionado y aguardó hasta que Hércules creciera.
Una vez adulto, el semidiós bebió de una copa de vino que Hera le ofreció, ella le mintió y le dijo que el trago había sido bendecido por el mismo Dionisio, dios del vino, pero en realidad estaba envenenado con un brebaje maldito preparado por Hera y que, al beberlo, le ocasionó locura y demencia.
Como producto de esta maldición, Hércules mató a sus hijos y esposa, por lo que terminó siendo esclavo de Euristeo, el rey de Argólida, que le otorgó la tarea de los 12 trabajos, en los cuales, Hera seguiría molestándolo.
CASTIGOS DE HERA
LAMIA
Lamia, era la reina de Libia y amante de Zeus, lo que hizo que se convirtiera en blanco de Hera y sus celos. Llena de ira, la diosa la convirtió en un monstruo, conservando el torso de mujer y la mitad con forma de una serpiente, e hizo que matara a sus hijos.
No fue todo, Hera la maldijo para que no pudiera cerrar los ojos, así tendría la imagen de cómo asesinó a sus hijos, para siempre. Zeus, sin poder revocar la maldición, le concedió el don de quitarse los ojos para dormir y de volver a ponérselos al despertar.
Dicen que Lamia, cambió tanto al convertirse en esta criatura, tanto que llegó a tenerle mucho odio y envidia a las mujeres que tenían hijos y que comenzó a devorar niños.

SÉMELE
Sémele, otra amante de Zeus, cayó bajos los engaños de la vengativa diosa que, con el fin de quitársela de encima y de la vida de su esposo, le aconsejó que le propusiera a Zeus mostrarse en toda su totalidad de dios frente a ella, y si lo hacía, éste la amaba de verdad.

Sémele, muy emocionada con esto, le mencionó la idea al dios y le hizo jurar que lo haría, Zeus, sin poder negarse, comenzó a mostrarse tal cual era, dejando a un lado su apariencia de hombre mortal.
De pronto, un enorme resplandor comenzó a emanar de sur ser, al igual que un calor tan inmenso, que la princesa, que estaba frente a él, estalló en mil pedazos por la fuerza de Zeus, pues, no se podía estar delante de un dios cuando usaba su verdadero poder y apariencia porque no era soportable para un mortal común y corriente. Hera, sabía de esto y lo hizo a propósito para que Sémele muriera.
TIRESIAS
Tiresias era un joven que durante una caminata vio a dos serpientes apareándose y golpeó a la hembra con un palo para separarla del macho, por el egoísmo de su acto, Hera lo convirtió en mujer por siete años para que experimentara el sexo por el lado femenino.
Durante ese periodo, Tiresias tuvo una hija. Siete años después, mientras iba caminado, volvió a encontrase con dos serpientes copulando y esta vez golpeó a ambas, con esto rompió la maldición y recuperó su masculinidad. Más tarde, Zeus y Hera se encontraban discutiendo por saber quién era el que disfrutaba más de las relaciones sexuales, si el hombre, o la mujer, fue entonces cuando recurrieron a Tiresias que conocía el placer por ambas partes al haber sido mujer.

Cuando le preguntaron, Zeus le dijo que para él la mujer disfrutaba más, pero Hera creía que el hombre lo hacía, así que en su decisión, Tiresias le dio la razón al dios y enfureció a Hera, quien lo dejó ciego. Zeus, sintiéndose mal por esto y no poder deshacer la maldición de su esposa, le otorgó al hombre la clarividencia, para que compensara su falta de vista sobre el presente.
ECO
Era una Joven ninfa que maravillaba a todo el mundo con sus palabras, todo lo que decía, hasta lo más vulgar, sonaba hermoso saliendo de su voz, gracias a esto, seducía al que fuese, Zeus no fue la excepción.

Hera, celosa como siempre, lo siguió y fue testigo de cómo su esposo la engañaba con Eco, de las palabras que gritaba la ninfa mientras recibía placer del dios, esas palabras, que seducían a todos. Cansada y sin paciencia, la diosa la buscó en el bosque cuando estuvo sola y la maldijo, quitándole su don, y haciendo que solamente pudieran salir de su boca las últimas palabras que otro recitara cerca de ella, sin poder volver a seducir a nadie más. De este mito, surge la explicación fantástica del “eco”.
ÍO
Hera, pidió a Ío transformada en ternera como regalo, y Zeus no se negó, después de eso, la diosa se la entregó a su fiel servidor, Argos Panoptes, un gigante con varios ojos.
Zeus, quería rescatar a su amante, así que envió a Hermes para realizar esta tarea, la cual realizó con éxito al disfrazarse de pastor y contarle historias aburridas al gigante para que todos sus ojos se cerraran y así dormir complacientemente. Cuando sucedió, el dios mensajero mató a Argos de un piedrazo y se llevó a la ternera.
Otra de las amantes de Zeus, la cual se encontraba con el dios a punto de engañar a Hera que, a tiempo, convirtió en vaca a la princesa antes de que tenga relaciones con su esposo.

Hera, enterada de esto, puso los ojos del gigante ya muerto en la cola del pavo real en su honor y se encargó de Ío, enviando un tábano, un insecto de la familia de la mosca, para que la picara y vagara por el mundo sin tener un rumbo fijo. (La picadura del tábano produce muchos efectos negativos en el ganado, como por ejemplo, en el caso de Ío, el de descontrolarse y confundirse, lo que ocasionó que quisiera vagar sin sentido).
CASTIGOS A HERA
Hubo un momento en el que Zeus, por ser el rey de los dioses, tuvo un momento de soberbia tan enorme, que molestó a los otros seres divinos. En consecuencia, Poseidón y Apolo, liderados por Hera, decidieron encadenar a Zeus mientras dormía.

La diosa Tetis, al ver esto, temió por una guerra entre dioses y se fue desesperada a buscar a Briareo, un Hecatónquiro (gigante de cien brazos y cincuenta cabezas), para que rompiera las cadenas y lo liberara. Una vez libre, Zeus ordenó capturar a Hera, la organizadora del motín, y la colgó del cielo con cadenas de oro y un yunque a los pies, pasado un tiempo, el dios sintió lástima y la soltó por los fuertes gritos de dolor y pena de su esposa.
Otro acto que condenó a la diosa a otro castigo, fue el de la tormenta que ocasión cuando Hércules volvía de Troya navegando así que, Zeus ya cansado de que le ocasionara problemas a su hijo, la suspendió del Olimpo, de nuevo, y le ató yunques a los pies.
HEFESTO
Hera, en otro de sus innumerables ataques de celos, concibió sola a Hefesto, el dios de la herrería y el fuego, porque Zeus había creado a Atena, la cual se desprendió de su cabeza, pero la realidad, era que no la hizo solo, sino que se tragó a Metis, la diosa de la sabiduría, para obtener el conocimiento del mundo. La diosa, estaba embarazada del él y tenía en su vientre a Atena, que salió de Zeus por eso, no porque fuera un desprendimiento de él.
En consecuencia de hacerlo sola, Hera creó a un dios tan feo, que ésta decidió lanzarlo del olimpo, el niño no murió por ser inmortal como los otros dioses, pero si se lastimó y tuvo renguera cuando creció. Ya hecho un adulto, y siendo tan vengativo como su madre, le preparó un trono de oro y se lo envió como regalo. Cuando la diosa se sentó en aquel obsequio, se activó la trampa del herrero y terminó encadenada.

Éste, a pesar de la súplica de los otros dioses para que liberara a su madre, se rehusó. A todo esto, Dionisio lo embriagó y lo llevó al Olimpo logrando que le quitara las cadenas a Hera, Hefesto, obedeció al estar bajo los efectos del alcohol.